La mayoría de las contraseñas que usamos en nuestros ordenadores, tabletas o teléfonos, no son seguras según la Agencia Española de Protección de Datos. Mucha gente utiliza la misma clave para todo y, además, nunca la cambian. Los expertos creen que el problema se solucionará cuando los ordenadores nos reconozcan por nuestros datos biométricos.